Señora Presidenta
del gobierno del País Andaluz [esperemos, por el bien de Andalucía, que lo sea
por pocos días].
Señora. Cualquiera que hubiera visto su
comparecencia, poco después de conocerse su pírrica y ridícula victoria en las
elecciones del pasado domingo 2/12/2018, se sentiría –como yo—horrorizado al
ver y oír, su patética imagen de persona descompuesta y sus palabras, indignas,
de una Presidenta que, aún sabiéndolo, no ha podido resistir el malestar estomacal
de una victoria que en realidad es una dura derrota.
La
Presidenta, miembra del PSOE, un Partido que ha estado
alrededor de 40 años haciendo y deshaciendo lo que le venía en gana en
Andalucía, escondiendo sus cacicadas políticas sin dar explicaciones en el
mejor y más rico Estado miembro de los Estados Unidos del Reino [o República
(yo, al menos, no la desea)] de España, no puede salir en los medios de
comunicación para hacer un análisis de los resultados cosechados, y comenzar
insultando a una oposición [VOX], que sin haberle ganado las elecciones
--recuerde Su Excelencia, que han sido los votos de los andaluces y
asimilados--, ha conseguido unos resultados legítimos espectaculares.
El PSOE ha conseguido, sobre todo en los
últimos años con el concurso de una izquierda sectaria, violenta, grosera, sin
argumentos políticos y sociales, solo con el insulto y la intimidación, que los
andaluces –excepto lógicamente los chupópteros y sus familiares enchufados en
la ‘Ajunta de Atrincá’ paralela, digan: ‘hasta aquí llego la ‘riá’, y ni un
milímetro más’.
Es tal la claridad del repudio del País andaluz al
PSOE, que sus ciudadanos se han quedado en casa y no han votado, con tal de no
hacerlo a este, más que partido, destrozado club de familiares, amiguetes y
otros enchufados.
Esperemos del sentido común de nuestros adversarios
políticos, que lleguen a un acuerdo y eliminen de la vida política a esta
legión de jactanciosos, egocéntricos, soberbios y ‘shorisos’, pidiendo sin
compasión posteriormente las responsabilidad penales, si las hubiere, a quién
correspondiere. Todo ello por el bien de Andalucía y tranquilidad del
pueblo andaluz, que debe observar que tarde o temprano ante la política y la
justicia, nada, ni nadie, queda impune.
CONSEJO NACIONAL ANDALUZ